Chantajes a esta plantilla… No

“Cualquier fórmula es mejor que estar en el paro”, dijo la CEOE, y dicen muchos trabajadores. Gracias a las sucesivas reformas laborales ha surgido un nuevo tipo de trabajadores. Son los trabajadores pobres. Personas que venden su fuerza de trabajo a cambio de una cantidad de dinero insuficiente para vivir con dignidad, personas que firman contratos de media jornada y trabajan más de ocho horas al día por menos del salario mínimo. Personas que trabajan gratis a cambio de una falsa promesa de permanencia. Personas, incluso, que pagan por trabajar a cambio de experiencia.

“Suponte que tú ofreces un empleo y sólo hay un tío que quiera trabajar. Tienes que pagarle lo que pida. Pero pon que haya cien hombres (…). Supón que haya cien hombres interesados en el empleo; que tengan hijos y estén hambrientos. Que por diez miserables centavos se pueda comprar una caja de gachas para los niños. Imagínate que con cinco centavos, al menos, se pueda comprar algo para los críos. Y tienes cien hombres. Ofréceles cinco centavos y se matarán unos a otros por el trabajo”.

Este párrafo sobre la vida de los jornaleros que se vieron obligados a emigrar desde Oklahoma hacia California tras el crack del 1929 fue escrito en el año 1939, pertenece a lanovela Las uvas de la ira de John Steinbeck, un libro de plena actualidad.

Contratar y despedir cada vez es más barato. De hecho, podríamos llegar a ser un país lleno de pobres con pleno empleo.

“Mejor eso que nada”, dicen algunos. Siguiendo ese razonamiento, ¿dónde está el límite? ¿Qué panorama nos espera con la filosofía del mejor esto que nada? ¿Qué evitará que lleguemos al mejor un latigazo, un mendrugo de pan y una escudilla de agua… que nada? Si no se rompe esta inercia la realidad cada vez se parecerá más a la novela de Steinbeck.

Es lo que nuestros políticos y jefes llaman devaluación interna y es la política que aplican. Como no se puede devaluar la moneda para ganar competitividad, lo que se devalúa es el trabajo que realiza cada persona.

Se obliga al trabajador, como en Las uvas de la ira, a que reconozca que su trabajo vale menos. Para la derecha el modelo a seguir en cuanto a condiciones laborales es el del sureste asiático. La patronal, desde luego, está por la labor “CEOE insiste en la necesidad de seguir apostando por medidas de flexibilidad que permitan a las empresas recurrir a vías alternativas a la reducción de empleo y avanzar en el proceso de reformas continuo, sobretodo en materia de contratación y negociación colectiva”.

Desde los años setenta la sociedad española (escaldada con las consecuencias de los comportamientos colectivos del pasado) ha sido sometida desde la política, los contenidos de entretenimiento y la publicidad a un bombardeo constante en el que se ensalzan los valores de un individualismo mal entendido. El espejismo de prosperidad vivido durante esos años hizo que muchos trabajadores perdieran de vista su conciencia de clase. Si a eso se suma el anquilosamiento de los sindicatos y los partidos de izquierda, sus errores y su desprestigio (que la patronal, la derecha y sus altavoces mediáticos no dejan interesadamente de amplificar), ya tenemos el cóctel para una desconfianza crónica en la lucha colectiva contra la precarización laboral. Y, sin embargo, no hay más alternativa a la explotación laboral que los comportamientos colectivos (como demostró, por ejemplo, la victoria de los trabajadores de …….).

¿Estamos los trabajadores (empleados o desempleados) recuperando nuestra conciencia de clase? ¿Estamos logrando hacer más evidente que la lucha sindical es tan imprescindible como lo es una profunda renovación de los sindicatos?

En cualquier caso la resistencia colectiva a la explotación laboral no sólo se juega en el campo sindical. También se juega en las urnas, en el asociacionismo, en los movimientos vecinales, y de forma individual con cada uno de nuestros pequeños actos.

Para evitar que un trabajador ceda al miedo o al chantaje y tome la decisión personal de reventar una huelga o aceptar unas condiciones laborales peores (comportamientos ambos que tanto benefician a los explotadores y que, a la larga, acaban volviéndose contra todos los trabajadores, también contra los que ceden) es imprescindible un tejido ciudadano fuerte y cohesionado. Contrariamente a lo que creen la patronal y el PP, “cualquier fórmula” (de explotación laboral) no es mejor que el paro.

Existe una estrategia del sindicalismo clásico llamada caja de resistencia. De hecho necesitamos más que nunca una caja de resistencia ética, de valores: un fondo común de principios en los que todo trabajador podamos reconocernos, y en eso trabajamos desde OSTA. La unidad es, y siempre será, la clave de las conquistas sociales, por eso la unidad debería ser la prioridad de los partidos y movimientos de izquierda. Por eso la unidad es lo  primero que atacan los explotadores, aplicando mediante amenazas, premios, sobornos o chantajes el famoso divide y vencerás. Y contra el tópico del divide y vencerás cabe anteponer otro igual de válido: la unidad hace la fuerza.

Desde que John Steinbeck publicara Las uvas de la ira han pasado 75 años. Fue su gran contribución a nuestra caja de resistencia ética. Su llamada a la unidad de los trabajadores está más vigente que nunca: “Trescientas mil personas, hambrientas y abatidas; si alguna vez llegan a tomar conciencia de ellos mismos, la tierra será suya”.

La plantilla de AVANZA Zaragoza lo tenemos claro, somos ejemplo de lucha y unidad, y aun así debemos seguir trabajando para avanzar contra la presión de la patronal que no cede amparada por las políticas de estado: no cedas, no trabajes por lo que no te pagan. Si tú te devalúas, también infravaloras el trabajo de tus compañeros.

 

 

 

 

 

 

Written by administrador